jueves, 14 de julio de 2016

Mi libro “El príncipe de la soledad”

El príncipe de la soledad es lo primero que logré y que creí que merecía la pena que fuera leído por los demás. Es una historia inconclusa en el texto pero que en mi mente vive completa desde hace años. Faltan sólo detalles, porque el principio y el fin, el desarrollo, clímax y final de los personajes me lo sé de memoria.
Es mi mayor proyecto como escritor hasta la actualidad, y como tal es una historia vieja. Comencé a escribirla una noche ya no sé de qué mes del año 2006. Sólo recuerdo que llovía y que no podía dormir. Las noches de lluvia desde la ventana son hermosas, merecen que se marche el sueño. Y esa noche se marchó. En un momento me surgió la idea rectora de una historia de fantasía donde el honor, el valor y el coraje aún fueran valores admirables y no anacronismos.
Me senté a escribirla. Desarrollé un buen trozo de una novela, a manera de boceto. Pero al llegar la mañana el entusiasmo se fue. Cosas que pasan. Guardé el archivo quizás con la misma disposición que pude haberlo borrado y lo olvidé. Pasaron años sin que lo recordara siquiera, años en los que me dediqué a estudiar la vida del efímero emperador Maximiliano I de México y a intentar hacerle una biografía que me dejara satisfecho. A finales del 2010, en otra noche de lluvia, me acordé de aquel texto que tenía olvidado. Encontrarlo fue una odisea dado que no recordaba ni con qué nombre ni en qué disco de respaldo lo había guardado.
Pero lo encontré y lo leí y me puse a trabajar. Desaparecí personajes y buena parte de la historia. Tan sólo un capítulo, el segundo, se mantiene casi intacto. En ese boceto no existía el juez Albram Dorogant, quien nació hasta principios del 2011 y se volvió la columna vertebral de la historia. Fue a mitad de ese año cuando la primera parte de la novela quedó terminada. La otra mitad me la pasé haciendo las correcciones de redacción y argumentales que creí oportunas.
Desde los últimos días del 2011 la novela anda dando vueltas en la red. No sé cuántas personas la han leído pero se los agradezco profundamente. A quienes me han urgido una segunda parte que no he publicado aún les pido mis más sinceras disculpas. Es, como ya dije, mi mayor proyecto literario. No siempre hallo en mí el ánimo para pasar la historia que tengo en la mente a la computadora. Entre tanto, he escrito otros libros, a los que tengo la estima suficiente como para poner a disposición de los lectores.
El día que publique la segunda parte de El príncipe de la soledad será porque creo que es lo mejor que puedo dar a mis lectores, que a la vez será mi forma de darles las gracias por leerme sin conocerme. Gratitud para lo que un escritor no encuentra palabras suficientes. Porque creo, sin temor a equivocarme, que lo mejor que un escritor puede hacer por sus lectores, sean muchos o pocos, es escribir lo mejor que puede.

No hay comentarios:

Publicar un comentario